el rubiales escribiendo

el rubiales escribiendo

martes, 5 de junio de 2018

-Verás, un tipo como yo no conoce gente muy fácilmente, nose si me explico.... No me judges, no le hago daño a nadie y tampoco se me puede acusar de acoso ya que mis actos son completamente anónimos. Nunca se lo he contado a nadie porque como comprenderás no es fácil hablar de estos temas, pero te creas que no he de admitir que alguna vez me ha dado resultado.
 La primera vez fue cuando todavía tenía la tienda en el barrio de Macarés, que quedaba ahí cerca del estadio, recuerdas? que tonta se ponía la gente las noches de derbi... en fin. Pues la primera vez que se me ocurrió hacerlo fue casi una apuesta conmigo mismo, por puro aburrimiento, y le tocó a la mujer del tendero de la esquina fíjate tu. Yo no esperaba que lo fuera a leer la verdad, era una posibilidad poco remota, pero calla que lo leyó, que gracia y que corte cuando me lo contó. Se pasó un día ella sola por la tienda y me preguntó, oye, esto es cosa tuya? y ante la situación y sin saber que otra cosa podía hacer lo admití completamente desvergonzado, riéndome un poco para quitarle importancia. Entonces ella me sorprendió depositando la respuesta encima de la mesa. Jamás hubiera imaginado que esa fuera la reacción. Entonces sin decirme nada y echándome una mirada furtiva abandonó la tienda.
Yo no conocía la respuesta obviamente, tendría que esperar para llegar a ella, pero sabía que la cosa estaba tomando buen ritmo. Quien se lo iba a esperar, yo que hice esto movido por puro hastío, aunque he de confesar que también por un ápice de perversión.
Estuve bastante atento todas las veces que fui al baño esa semana hasta que un día encontré la respuesta. Era la respuesta esperada. Lleno de emoción bajé a la tienda y me puse a escribirle otra respuesta, y esperé ansioso como si fuera a venir en cualquier momento. Ese día no vino, y al día siguiente tampoco. Empezaba a sentirme un poco desilusionado, pero entonces apareció haciendo la compra de costumbre , se llevó lo de siempre como era previsto y pude infiltrar mi respuesta, ella lo sabía. Le guiñé un ojo me sonrió  y abandonó la tienda. Ella compraba de 6 en 6 ya que su familia contaba con su marido y sus dos hijos, entonces las posibilidades de que encontrara la respuesta eran poco remotas, y en tal caso bastante lentas. Yo no tenía prisa, no tenia nada que hacer, pero me asustaba la idea de que fuera su marido el que encontrara la respuesta. Estuve esperando días hasta que obtuve resultados. Apareció por la tienda al cabo de semana y media y me devolvió uno de los 6 con la respuesta, y me dedicó una sensual mirada felina, entonces antes de que se fuera la agarré del brazo. Se me quedó mirando con esa cara que ponen las actrices antes de que el varón de la película les plante un morreo y no supe que hacer. Solo se me ocurrió decir, por favor, no tardes tanto. Entonces me sonrió burlonametnte y se fué. Que tontería  acababa de decir, ya era bastante milagroso que hubiera encontrado mi mensaje siendo tantos en su casa, y con el peligro que esto conllevaba. Yo lo tenía más fácil, era solo uno, y estaba bastante atento, me pregunté si ella también estaba atenta. Me pregunté como habría encontrado mi mensaje, si habría sido casualidad o una estrategia meticulosamente estudiada...
Me di cuenta de que me estaba empezando a importar demasiado el asunto, y se me revolvió el estómago de los nervios. Entonces cogí su respuesta y fuí al baño. Tardé todavía 3 dias en llegar a encontrar el mensaje, pero la emoción mereció la tardanza. Bastante ilusionado, aunque un poco menos que la primera vez corrí a la tienda a escribir la respuesta, aun sabiendo que quizás ella no vendría hasta dentro de unos días. Para mi sorpresa llegó esa misma tarde, emocionado cuán niño chico me quedé embobado mirándola con los ojos como idos. Ella ante mi expresión se ruborizó y soltó una risa picaresca. Le entregué la respuesta y me dijo si podía ir al baño en mi piso. Le dije que por supuesto, que estaba escaleras arriba. Entonces subió mientras me miraba de reojo. Me quedé como un tonto viendo como ascendía lentamente hasta que me di cuenta de que quería que la siguiera. La seguí por las escaleras y vi que me estaba esperando, mirándome desde arriba. Ya no se estaba riendo, me miraba con los ojos entrecerrados y con la boca seria entreabierta. Me miraba muy fijamente. Entonces sin pensarlo la besé, y me rodeó con sus brazos el cuello, y bueno... lo demás no te lo cuento porque en el fondo soy un caballero. Me hubiese encantado que se quedara a dormir, pero tu sabes, tenia marido e hijos... Si te interesa saberlo en ningún momento me arrepentí de haberlo hecho, yo no tenia nada que ver con esa familia y ella era una mujer adulta. Pero claro, no tardaría en saberse el asunto. De hecho, fue, descubierto bastante rápido y la manera en la que se enteró el marido si que me avergüenza. Vino al dia siguiente, echando humo por las orejas y por la nariz como un dragón enfurecido. Me agarró por la pechera y me enseñó el zapato que ella llevaba el día anterior. Tenía pegado un trozo de papel higiénico en el tacón. Y claro, yo que era el único del barrio con una tienda especializada en rollos de papel higiénico no quedé libre de acusación. Así es, que tuve que cambiarme de barrio y monté la tienda en la que conversamos ahora. A pesar de aquel mal episodio poco tiempo después volví a probar, a ver que pasaba. Estuve largo tiempo enviándome mensajes con una estreñida, y tras casi medio año nos hicimos pareja. Un par de años después conocí de la misma manera a Rita, que tenía una tienda de servilleteros. Lo triste es que después de enseñarle mi truco, ella lo empezó a aplicar también en su negocio, y conoció a otro tipo aparentemente más interesante.. Luego vino Ester y después vino.. bueno, la verdad es que ya era casualidad de que siempre le tocase a mujeres, el siguiente fue Hugo, y al principio me sentí sorprendido porque nunca había estado con un hombre, pero fue maravilloso, y aunque no duramos mucho siempre agradecí esta manera tan aleatoria de conocer gente. Visto lo visto, funcionaba bien, así que cambié el nombre del negocio por papel higiénico cupido, y con mi astuta visión de futuro se me ocurrió que todo el mundo pudiera dejar mensajes anónimos en los rollos de papel higiénico para que los clientes los encontrasen y pudieran responder devolviendo otros rollos con las respuestas, y de este modo hacer emerger el amor entre las personas del barrio. Te apetece probar?
-Yo uso Tinder.



















lunes, 13 de octubre de 2014

ODA AL PORRO (de los placeres comunitarios)

Puedo pretender
Poseer objetos materiales.
Puedo poseer
Mi Guitarra
Mis paredes
Mis dibujos
Pero no puedo poseer 
lo etéreo.
Tú eres etéreo
Tu amor es etéreo
El sonido de mi guitarra es etéreo
Y no puedo evitar
que alguien
te lo asimile
para su propio uso.
No puedo evitar
que otro te inhale
Solo puedo esperar
a que te exhale
Y que llegue mi turno
Para poseerte por un instante.

sábado, 19 de enero de 2013

American Beauty

Es el día en que descubrí que existe vida bajo las cosas, y una fuerza increíblemente benévola que me hacía comprender que no hay razón para tener miedo, jamás (...)
A veces hay tantísima belleza en el mundo que siento que no lo aguanto, y que mi corazón se esta derrumbando. 
¿Es entonces bello el colesterol malo ?

jueves, 10 de enero de 2013

El pájaro amarillo.

Tenía la respuesta delante de sus narices todo el tiempo, durante toda su vida, siempre supo cual era su vocación, pero quiso ignorarla, tiempo le costó darse cuenta.

Dante, hijo de unos 
prestigiosos ornitólogos irlandeses, nacido en un pueblecito de Nueva Jersey, decidió hacer algo significativo con su vida a la tierna edad de cuarenta años.
Orgullosamente licenciado en derecho llevaba su vida por un buen camino, tenía una pareja estable con la cuál se mudó a Manhattan para formar una familia. Encontró rapidamente trabajo en un bufete de abogados que le proporcionaba ingresos de sobra para que su mujer, Grace, pudiera dedicarse a críar al recién nacido.

Sus primeros años fueron felices, el pequeño 
Jay crecía sano e inocente, Grace cuidaba bien de él, pero con el tiempo, empezó a notar el clásico vacío de ama de casa, que resolvió facilmente a base de valiums. Pero Dante también notaba el vacío de la rutina, y para él no fue tan fácil resolverlo.

Dante pasaba todo el día fuera de casa debido a su trabajo, llegaba por la noche cansado, y a pesar de las 
adversidades que tiene que aguantar cada día un abogado penal, nunca descargó sus inquietudes con su familia, salía del trabajo y trataba de no pensar en ello. Pero cada día notaba una sensación de odio a las personas, tenía que defender ladrones, asesinos, violadores.. como si él no supiera que eran capaces de volverlo a hacer, pero ese era el trabajo para el que había sido adiestrado, y tenía que guardarse sus propias opiniones.

Una tarde de primavera, volviendo de trabajar, iba caminando por su barrio, 
Upper East Side, y notó algo extraño en el ambiente, oyó unos sonidos que no asociaba con nada que antes hubiera escuchado, venían de Central Park. Había una zona vacía, sin nadie alrededor, los sonidos provenían de un árbol aparentemente muy viejo,lleno de flores, y entre sus ramas retorcidas había unas figuras amarillas, eran pequeños pájaros, desconocidos para Dante.

-Para su pequeño tamaño y reducido número hacen muchísimo ruido.-Pensó Dante.

Era extraño que esa zona del parque estuviera tan vacía, que nadie se hubiera acercado por el sonido al igual que Dante. Aunque tan solo era una familia de pajaritos amarillos.

Esa noche, en la cama, Dante se puso a recordar los libros sobre pájaros que le leían sus padres cuando era pequeño, sus borrosas memorias de la infancia estaban repletas de pájaros, pero Dante nunca se había parado a pensarlo. Él no había mostrado el más mínimo interés por el trabajo de sus padres, pero ahora todo estaba volviendo.

-Pájaros, que extraños seres.-Pensó Dante. Y le vino a la memoria la cita de 
Harun Yahya: "Siempre me pregunté porque los pájaros eligen estar en el mismo sitio cuando pueden volar a donde quieran en la Tierra, luego me hago a mí mismo la misma pregunta."

Dante meditó hasta quedarse dormido. Por la mañana, mañana de domingo, estaba solo en casa. 
Grace se había ido con Jay a pasear, se tenían el uno al otro, estaban muy unidos y Dante estaba aislado. Mientras se levantaba de la cama, escuchó el extraño sonido otra vez, venía de su ventana, al otro lado estaba uno de los pajaritos amarillos, picoteando el vidrio. A Dante le hizo gracia el comportamiento del pequeño animal y abrió la ventana. El pajarito entró, tenía una herida en el cuello con forma de quemadura, un círculo, a Dante le dio pena. Se le quedo mirando a los ojos y empezó a cantar el sonido. Dante encontró algo raro en su canto, no era como silbidos o graznidos y se dio cuenta de que algo pasaba. Podía entender lo que el pájaro le decía, no era ningún tipo de lenguaje secreto, simplemente entendía la intención de cada nota que se escurría por el pico del animal. El pequeño amiguito tenía hambre, ese fue el primer mensaje que Dante interceptó. Fue a la cocina y le trajo pan. El pájaro comió, y agradecido continuó con su discurso. Tras comentarle a Dante lo bien decorada que tenía la casa le dijo que se vistiera, que tenía que ir con él.

Dante decidió hacerle caso y bajaron a la calle. El pájaro le indicó que fueran al árbol de Central 
Park donde vivía su familia. Cuando llegaron, el pájaro informó a sus compañeros que habían encontrado al elegido.

-Espera, ¿Qué es eso del elegido?. Preguntó Dante sintiéndose algo fuera de lugar y un poco excitado.

El pájaro le explicó a Dante que el no era como los otros humanos, que el entendía la naturaleza, y en el fondo sabía que la vida que estaba viviendo no tenía sentido, que estaba perdiendo el tiempo y por eso tenía que ayudarles. Dante meditó un momento, "¿Qué narices estoy haciendo? Unos pájaros tratan de darme clases de filosofía y yo estoy aquí perdiendo el tiempo con ellos". Dante se marchó frustrado y algo descolocado a su casa. Cuando 
llegaron Grace y Jay comieron todos juntos y Dante no mencionó su experiencia.


Tras un par de semanas, Dante había intentado no pensar en lo que le habían dicho los pájaros, aunque no fueran muy desacertados, pero tenía un trabajo, una familia y una buena vida, ¿por qué iba a estar perdiendo el tiempo?

Pero cuando llegó al bufete le encomendaron un caso: tenía que defender a un pirómano que había quemado unos árboles en Central 
Park.

Dante se temía lo peor, cada caso así era un disparo a su moralidad, pero este le había superado. Al salir de trabajar volvió a pasar por el rincón vacío de Central 
Park, el árbol de los pajaritos estaba negro, seco y sin hojas, los pájaros no estaban, Dante se sentó en un banco de al lado que también estaba medio quemado. No estaba meditando, ni pensando, simplemente se sentó y se quedó quieto con los ojos cerrados, estaba confundido. Una joven se acercó a él y le dijo que era una pena lo del árbol de los pájaros amarillos. Dante sorprendido le preguntó si a ella también le hablaron, ella asintió, se sentó junto a él. Sacó una pitillera y se puso a fumar , le ofreció un pitillo a Dante, que dudosamente aceptó.

-Sabes, esos pájaros me dijeron que habían encontrado a un elegido, que podía escucharles y que pensaban que les ayudaría.. -Dijo la 
joven

-¿Ayudarles a qué

-Bueno, esos bichos tenían un montón de ideas revolucionarias, son una especie que se creía extinta. Esa familia debía de ser la única que quedaba en la Tierra. Querían repoblar el mundo, pero ahora ya da igual, murieron con el árbol.

-Es una cosa de locos.

-En 
fin, si te apetece hablar de esto estaré por aquí.- La joven se apagó el pitillo en el cuello, se levantó y se fue.

Dante se quedó sentado, pasmado sin decir nada, en el poco rato que pasó con la 
joven sintió algo que hacía mucho que no sentía, se sintió vivo.

Las semanas siguientes Dante dejó de ir a trabajar, se pasaba las tardes en ese rincón de Central 
Park esperando con volver a encontrarse a la joven, pero no aparecía.

Un día cuando Dante llegó a casa, 
Grace le acusó de estar tramando algo, había recibido llamadas de su jefe diciendo que si seguía sin presentarse al bufete lo despedirían, y al ver la pasividad de Dante sobre el asunto lo echó de casa.

Entonces Dante se encontraba en medio de la noche, solo, sin familia, sin trabajo, y lo único que tenía en mente era ver a la 
joven con la que había sentido aquella conexión especial, y fue al sitio de siempre.

Durmió tumbado en el banco la noche. Cuando se despertó tenía posado encima al pajarito amarillo que le observaba mientras dormía. Dante, sin moverse, lo miró durante un instante, y se fijó en la herida del cuello, una quemadura redondeada.

-Tú.... eres...- susurró Dante.

El pajarito asustado se 
fue volando, y Dante ya lo entendía todo.

Pasó mucho tiempo, y Dante esperaba en el banco al pajarito, pero no volvía. 
Grace pasó con Jay caminando por el parque, pero no reconocieron a Dante, a estas alturas ya tenía el aspecto de un vagabundo y no el de un respetable abogado.

Dante se 
dio cuenta de estúpida apariencia y decidió cambiarla. Fue a una tienda de disfraces y compró uno de Paco Pico de Barrio Sésamo, pues su imagen le recordaba a la de los pajaritos amarillos.

Cuando llegó al banco del rincón de Central 
Park vió que en él estaba sentada la joven, esperándole, al verle vestido así se ruborizó y sonrió. Dante con sus nuevos ojos de pájaro miró a la chica y le dijo:

-No tienes que huir más, 
quédate conmigo.

Y así 
fue, la joven se quedó con Dante, por eso a veces se ve a un gran Paco Pico con una chica andando por Central Park.

martes, 11 de diciembre de 2012

Muerte en Venecia

-La belleza? Querrás decir tu concepción espiritual de la belleza.
-Acaso niegas al artista la posibilidad de crear partiendo del espíritu?
-Si Gustav, eso es precisamente lo que niego.

-Asi que, según tu, nuestra labor de artist...
-Labor!, ahí está la cuestión. ¿Crees de verdad que la belleza puede ser producto de una labor?
-Pues si.. si, eso creo.
-Así es como nace la belleza, así de forma espontánea, con absoluto desprecio hacia tu labor o la mía, preexiste a nuestra presunción de artistas.

martes, 16 de octubre de 2012

Bande à part.

El último pensamiento de Arthur antes de morir, fué la cara de Odile. Mientras una oscura niebla caía sobre él, vió a ese pájaro de fábula de las leyendas indias, que nace sin patas y por tanto, nunca se posa, duerme en los vientos de la altura, y solo es visible cuando se muere. Cuando sus alas transparentes, mayores que las de un águila se recogen, cabe en la palma de una mano

viernes, 24 de agosto de 2012

Hay vida en Marte.

Aunque de entre su aliento a whisky solo salieran gritos, órdenes e insultos, las balas de su revólver no fueran afortunadas y su quattro ya no pudiera llevarlos de vuelta a Mánchester, todos estaban vivos, pero él.. estaba solo ante el peligro.